Inicio de una sesión de entrenamiento en el Complejo Deportivo El Polvorín, de San Salvador. Este grupo de alumnos está a cargo del entrenador Rafael González, uno de los cuatro entrenadores que hay en El Salvador. Con esa cantidad, El Salvador lidera Centroamérica en cantidad de preparadores en esta disciplina.

Como todo deporte acuático, el polo inicia con ejercicios de calentamiento. En El Salvador se practica en Usulután, San Miguel, Santa Ana, en las piscinas de la Federación de Natación en el Complejo Polideportivo, de Ciudad Merliot, La Libertad, y en el complejo El Polvorín. La Universidad de El Salvador tiene un equipo pero sin fines competitivos. Pero es en dos clubes privados santanecos donde se le ha dado la mayor continuidad al deporte. De Santa Ana proviene el 80% de la selección nacional.

Piscina de clavados, nado sincronizado y polo acuático, en el complejo El Polvorín, de San Salvador. Cuando se realizan competencias a nivel nacional, se reúnen cuatro equipos juveniles y cuatro equipos mayores. No hay equipos femeninos en la actualidad. Cada equipo debe tener 13 integrantes. Juegan siete más un portero en cuatro períodos de 8 minutos cada uno. Gana el que mete más goles.

El polo acuático es un deporte de una alta exigencia en condición física, ya que los jugadores no pueden tocar el piso de la piscina y deben flotar. Este grupo de jóvenes en El Polvorín ha entrenado un año. Algunos de ellos no sabían nadar al inicio. Las técnicas de nado son distintas a la natación en carriles, sobre todo porque en el polo acuático se busca que el atleta logre sacar la mayor parte del cuerpo posible sobre la superficie del agua.

En El Salvador la mayoría de atletas que practican este deporte son de familias de bajos recursos económicos. Según el entrenador Rafael González, esto se debe a que es un deporte de duro contacto físico, no en vano su antecesor era el rugby. Las cuotas mensuales son bajas (5 dólares) o incluso es gratuito, en comparación con otros deportes. El uso de gorros con protectores de orejas es obligatorio para evitar lesiones por cabezazos y se usan en colores para distinguir a los equipos y al portero.

De los atletas de polo acuático que entrenan en El Polvorín, algunos no tienen ni calzoneta para nadar, así que entrenan en ropa interior. "Los muchachos más humildes demuestran mayores deseos de superación. Para ellos ir a jugar contra los de Santa Ana es una gran motivación", declara su entrenador Rafael González.

En el polo acuático los jugadores no pueden tomar la pelota con ambas manos, de lo contrario se considera falta. Únicamente se le permite al portero. La falta más común es tratar de hundir al contrincante para robarle el balón. La falta se realiza bajo el agua jalando de la calzoneta para que los árbitros no la vean. Por eso los trajes de baño tienen una especial resistencia para que no sucedan accidentes y algún atleta quede desnudo.

Un atacante tira el balón frente al portero durante un entrenamiento en la piscina de El Polvorín. En el país no existe tienda donde se venda la indumentaria necesaria para este deporte, por lo tanto se deben hacer importaciones especiales. Conseguir pelotas y gorros es un largo proceso burocrático.

Mientras los alumnos de polo acuático hacen cola flotando en la piscina de El Polvorín, la torre de plataformas para clavados permanece vacía, inutilizada, porque a pesar de que la Federación de Natación tiene algunos entrenadores calificados para impartir este deporte, no existen clases en la actualidad por falta de fondos y planificación.