El italiano Giovanni Palazzo (1953), conocido por sus amigos como Gio, donó hace un año al Museo de la Palabra y la Imagen (MUPI) parte de su trabajo fotográfico documental realizado en El Salvador durante la guerra civil. Se trata de seis mil fotografías a color hechas con rollo y una Nikon F2 que muestran la particular perspectiva humanista de este aventurero italiano.
Giovanni Palazzo junto a soldados en Suchitoto en 1986.
Giovanni se enamoró de El Salvador cuando realizaba un viaje por América Central para documentar los convulsos sucesos históricos de los años 80 en esta región. Sorprendentemente Gio no era ni periodista ni fotógrafo profesional ni trabajaba para ningún medio de comunicación. Tampoco buscaba ganar dinero con sus imágenes u obtener reconocimiento internacional con sus imágenes. Todo lo contrario, Gio se enfermo de malaria, perdía dinero y casí también pierde la vista por una infección ocular que le dejo secuelas hasta el día de hoy y que lo alejaron de su pasión por la fotografía durante varios años.
Él era un técnico en electrónica que con su trabajo ahorraba dinero para costear sus viajes documentales. Para entrar en las zonas de conflicto, se colaba entre los grupos de reporteros nacionales y corresponsales extranjeros, donde pasaba desapercibido. Las fotografías las usaba luego para dar a conocer en su país la situación de los salvadoreños en medio de la guerra y organizaba eventos para despertar la solidaridad hacia El Salvador entre sus compatriotas. Hizo varios viajes hasta que en 1989 fue capturado por la policía y deportado de El Salvador por ser considerado un activista de izquierda que ayudaba a la guerrilla.
Hoy en día Gio se dedica profesionalmente a la fotografía documental, viajando por el mundo y buscando despertar sensibilidad hacia los problemas del tercer mundo. El Faro tuvo acceso a las cinco mil imágenes donadas por el italiano y a lo largo de dos semanas presentará una selección elaborada por el editor de fotografía del periódico. Para la presentación del material se ha intentando respetar los temas a los que el autor recurría con más frecuencia: retratos de la vida cotidiana de los dos bandos en conflicto; la infancia durante la guerra; campos de refugiados y represión oficial contra población civil.
La primera entrega de la serie de cinco foto galerías sobre el conflicto armado es sobre la niñez. Los niños aparecen en el archivo de Giovanni Palazzo de manera recurrente. Durante la guerra civil, tanto el ejército como la guerrilla hicieron uso sistemático de niños en distintas labores bélicas: desde combatientes hasta mensajeros. Se calcula el FMLN utilizó durante los once años de guerra (1981-92) unos dos mil niños en las fuerzas combatientes. Por otro lado, la Fuerza Armada reclutaba forzosamente a niños desde la edad de doce años, hecho que violaba varias convenciones internacionales sobre la guerra y los derechos de la niñez.
La segunda entrega de la selección de fotografías de Giovanni Palazzo es sobre las violaciones a los derechos humanos por parte del Estado. Antes y durante la guerra el Estado incurrió en graves violaciones a los derechos humanos y utilizó la tortura, la desaparición forsoza y el asesinato para preservar los privilegios de las élites. Estas imágenes registran desde personas con los dedos pulgares atados hasta decenas de maestros detenidos en cuarteles de las fuerzas de seguridad.
En esta tercera entrega de la selección de fotos de Giovanni Palazzo presentamos su cobertura de los campos de refugiados durante la guerra civil. Para muchos salvadoreños será la primera vez que vean este tipo de imágenes. En 1981, Palazzo, quien visitó El Salvador cada agosto desde 1980 hasta 1987, se trasladó a territorio hondureño para documentar la situación de los refugiados salvadoreños allí. Miles de desplazados vivieron en condiciones de miseria durante varios años en esos campamentos. Según el Alto Comisionado de la Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en un momento hubo hasta 30 mil salvadoreños desplazados en Honduras. La gente escapaba de las zonas de combate por temor a morir si se quedaban en sus hogares. Los salvadoreños crearon una impresionante organización comunal para poder sobrevivir a las condiciones adversas tanto en esos campos como en otros que crecieron en la periferia de la ciudad capital, San Salvador.
La cuarta entrega de las fotografías de Giovanni Palazzo tomadas durante la guerra civil salvadoreña es sobre la vida militar y retratos de soldados. Palazzo, a pesar de ser un declarado activista de izquierda, no fotografió a los soldados con un afán de mostrarlos como una fuerza asesina y represora. Para él, los soldados eran otras víctimas del sistema que los obligaba a luchar contra sus propios intereses o porque era la única forma de encontrar un empleo remunerado. Por ejemplo, sus retratos de los elementos del Batallón Atlacatl, unidad militar acusada de cometer atrocidades como la masacre de El Mozote o el asesinato de los sacerdotes jesuitas, muestran jóvenes con rostros que hasta sugieren inocencia. Palazzo declara que entre los corresponsales extranjeros y locales que cubrían la guerra le preguntaban por qué cubría al ejército. Había muy poca empatía y mucha desconfianza de los periodistas extranjeros hacia la fuerza armada.
La quinta y última entrega de las fotografías que Giovanni Palazzo donó al Museo de la Palabra y la Imagen, tomadas durante la guerra civil salvadoreña, es sobre la vida en los campamentos insurgentes y retratos de guerrilleros. En sus repetidas visitas a El Salvador, Palazzo logró entrar a los campamentos de la guerrilla utilizando sus contactos en la izquierda internacionalista. Se aventuraba caminando por veredas en las zonas bajo control de la guerrilla. En una ocasión, cuando dejaba territorios controladoso por la guerrilla en Usulután, fue interceptado por soldados del ejército sin tener en regla el salvoconducto que Coprefa (Comité de Prensa de la Fuerza Armada) daba a los periodistas extranjeros para poder cubrir la guerra. Fue capturado, interrogado y deportado a Italia. A pesar de haber podido perder la vida, no se desanimó y volvió a El Salvador en 1989. Pero cuando tomaba fotos en un acto oficial en un hotel en San Salvador fue reconocido por uno de sus captores de la primera deportación que esta vez trabajaba como vigilante en el hotel. Fue capturado como sospechoso de espionaje y deportado otra vez. Palazzo no regresó a El Salvador hasta 24 años después, cuando donó al Museo de la Palabra y la Imagen su archivo de diapositivas que les presentamos en este especial. Algunas fueron parte de la exposición "El ojo de Gio" que se presentó en el MUPI en noviembre de 2013. Para 2015, Palazzo tiene planeado regresar a El Salvador para donar a este país su archivo, esta vez de sus fotos en blanco y negro.