Nombre: Álvaro Darío Lara
Ocupación: Poeta, académico y periodista cultural.
Edad: 45 años

Este día es inseparable del 31 de diciembre de 1991, cuando todos recibimos la noticia del fin de la guerra.

El 16 de enero, participamos activamente junto al amplio espectro de las organizaciones sociales, en las actividades cívicas, políticas y culturales que tuvieron como escenario el parque Gerardo Barrios, es decir la llamada Plaza Cívica, frente al Palacio Nacional y la Catedral.

Como Taller Literario Xibalbá elaboramos una enorme manta que colocamos sobre la torre derecha de Catedral Metropolitana. Fue la manta más alta, ya que toda Catedral estaba literalmente “tomada” por las pancartas. La manta decía: “Fuimos como la hierba, ni nos arrancaron, y nos  hicimos camino”. Se honraba, además, la memoria de los poetas caídos. Se hicieron varias pintas en las calles del centro histórico. Hubo mucha alegría, un real y verdadero clima de fiesta popular que rara vez se ha repetido en otra concentración multitudinaria.

Recuerdo la entrada del Ejército Nacional para la Democracia (END), la fuerza revolucionaria unitaria. Ese día nos reencontramos con decenas de salvadoreños y salvadoreñas, algunos que no habíamos visto en años. Tengo muy presente al padre Cortina, con su pañoleta roja, marchando; a Santiago, de Radio Venceremos, instalando el equipo en las azoteas de Catedral. También guardo el rostro angustiado de la esposa de nuestro compañero caído Arquímides Cruz, preguntándonos, detrás de las alambradas del Palacio Nacional, qué había sido de Arquímides. Su asesinato aún pesa sobre las conciencias de algunos de sus “ex compañeros” de organización.

Son recuerdos intensos, gratos, pero también dolorosos. Ese día leímos poemas ante un público enorme: Otoniel Guevara, Luis Alvarenga, Edgar Alfaro, Ernesto Flores, Eva Ortiz, y otros, cuyos rostros se me escapan 20 años después. Coreamos los nombres de los caídos, con la legendaria  letanía: “Hasta la victoria siempre”.

Gerson Martínez era el presentador, y se movía de un lado a otro, arengando eufórico. Recuerdo muy bien su llamado cuando hizo su ingreso la comandancia general del FMLN: “En esta ocasión, y por primera vez, en la Plaza Cívica de San Salvador, la comandancia general del FMLN, frente a las masas populares…” 

Hubo mucha alegría, mucho dolor, y la esperanza de que el futuro a construir tendría que estar a la altura del sacrificio ¡Qué lejos estábamos de conocer el futuro!"