En enero del 92 yo tenía 39 años. En esa fecha yo trabajaba en la carretera al Puerto de La Libertad, en Ayagualo. Y fue una enorme alegría para todo el mundo saber que la guerra había terminado. Para mí, en particular, fue una noticia grande ya que cursé mi carrera universitaria en la Universidad de El Salvador y, por motivos de la guerra, recibimos muchas clases en el exilio (fuera del recinto, en colegios y locales prestados), vivimos tomas de la universidad, enfrentamientos, y tuvimos que  tener paciencia ya que las carreras universitarias se hicieron muy largas por tantos cierres que sufrió el centro de estudios. Yo tardé 13 años (de 1974 a 1987) para obtener una licenciatura; mucha gente se cambió de universidad para graduarse más rápido. Pero los que quisimos ser graduados de la UES tuvimos que esperar mucho tiempo. Entonces, después de vivir la guerra de cerca y haber sido afortunados de que Dios nos guardara en todo momento, la firma de los acuerdos de paz fue un respiro que nos dio una esperanza de cambio para el país. Solamente eso te puedo contar".