En realidad fueron dos momentos:
31 de diciembre de 1991.Estaba en la  reunión en la casa de unos grandes amigos, una pareja, de la cual uno celebraba también su cumpleaños. Cada 31 de diciembre suelen hacer de la fecha una linda y alegre fiesta; en esa ocasión, además, era también una fiesta de reencuentros.La atmósfera era de celebración, pero sobre todo de expectativa; la radio y el televisor estaban encendidos pues estaban dando minuto a minuto lo que estaba sucediendo en Nueva York. En cierto momento alguien gritó, muchos comenzaron a aplaudir y creo que hubo también lágrimas, lagrimas de mucha alegría por el cese al fuego, el fin de la guerra.
16 de enero de 1992.Seguí junto con mi familia minuto a minuto por la televisión la solemne ceremonia de los Acuerdos de Paz desde México. Aparecían en la televisión los rostros de los famosos comandantes a quienes conocíamos solo por nombre. Pero lo más emocionante estuvo en la Plaza, ¡no nos lo podíamos perder! Llevamos a nuestras hijas que en ese entonces tenían 6 y 2 años porque consideramos que era un momento histórico que tenían que vivir. Se respiraba un aire diferente, donde vimos personas de ambos bandos platicando entre ellos. Logré ver personas que tenía años de no ver. Era un ambiente de regocijo y fiesta, mucha fiesta".