Nombre: Arturo Menéndez.
Ocupación: Cineasta.
Edad: 34 años.
Yo soy un hijo de la guerra. Nací justamente en el 78 y mi primera palabra fue "Oi... Bomba!" porque cada vez que sonaba una me despertaba y escuchaba que mis papás lo comentaban. Eso era lo normal para mí. Hace 20 años, si no me equivoco, fue un sábado. Tenía 13 años aún, y yo estaba en la casa de mi mejor amigo del colegio en aquella época, Gerardo, con quién nos reuníamos a estudiar durante la semana, los sábados íbamos al cine y pasábamos la tarde jugando Nintendo. Eran tiempos de usar bermudas y camisetas bien largas. Después de pasar horas jugando Super Soccer en el Nintendo se fue la luz y escuchamos que reventaban pólvora afuera y salimos al balcón a ver. Estábamos lejos de aquella celebración y nos quedamos viendo un rato comiendo nachos con limón y sal. Eran como las 5 de la tarde y de pronto vi que mi papá y mi mamá venían a traerme. Era un poco temprano aún para que me vinieran a traer, me pareció raro, me despedí de mi amigo y le pedí prestado el juego de Nintendo. Me lo prestó con la condición que se lo regresara el lunes. Me fui con mis papás. Me dijeron que íbamos a ir a la celebración de la paz. La verdad, a mi me daba igual, la guerra era lo que yo conocía y no sabía lo que eso podía significar, no tenía conciencia de lo que el concepto de “paz” encerraba. Después de un buen tiempo en el tráfico, me acuerdo que aparcamos cerca del Palacio Nacional. Cuando nos bajamos, me escondí el juego de Nintendo en las bolsas del pantalón, porque unos meses atrás me habían robado tres juegos por dejarlos en el carro. Me pareció raro ver a jóvenes corriendo con banderas del FMLN. Sentí miedo: "Ve, los guerrilleros andan otra vez en la ciudad" y vi a los soldados a la par de ellos, mientras los muchachos con camisetas del Che Guevara corrían con antorchas cantando. Fue la primera vez que vi una batucada y a gente "normal" vestida de rojo. Llegamos a la plaza frente a Catedral y la imagen de Monseñor Romero se podía ver desde lejos. Recuerdo fuego, recuerdo voces felices que cantaban, recuerdo abrazos. La verdad, estaba bien asustado, nunca había visto a los guerrilleros que había visto en la televisión de cerca. Mi papá saludaba a muchos amigos de él, ex compañeros del bachillerato, me dijo. Unos que nunca había visto en mi vida, otros que ya había visto en mi casa: no sabía que todos esos señores eran del FMLN. Fue como que en ese momento me dio vuelta todo. Me di cuenta que eran humanos contra humanos. Amigos con ideales que un día se cansaron de lo que había. Y desde entonces comenzó "la paz". Ahora que muchos de esos amigos de mi padre son ahora mis amigos, los veo y me da la impresión de que se cansaron en el proceso, como que todo aquello por lo cual lucharon y dieron su vida se fue como agua en las manos. Yo regresé a la casa, ya era noche, como las 9. Emocionado, encendí el tele y jugué Nintendo hasta que amaneció.