Era 31 de diciembre y, como la mayoría de salvadoreños, celebrábamos el fin de año. Estaba pendiente, además, de lo que ocurría en New York. Luego de la noticia de que la paz había sido firmada, una bomba colocada por desconocidos destruyó varios autos de corresponsales extranjeros que se hospedaban en el entonces Hotel Camino Real, hecho que me tocó registrar fotográficamente en las primeras horas de la madrugada del 1 de enero de 1992, pues trabajaba como periodista de La Prensa Gráfica.