Lecciones de los acuerdos
Armando Calderón Sol
Publicado el 16 de Enero de 2012

 

El reloj del tiempo es inexorable.  Han pasado 20 años desde la firma de los Acuerdos de Paz, que pusieron fin a una guerra fratricida, de muerte, destrucción y división del pueblo salvadoreño. Después de grandes esfuerzos se impuso la razón y el pueblo salvadoreño vio la luz de la Paz e inició el gran esfuerzo para encontrar la reconciliación. Todo se facilitó por el momento coyuntural que vivía la humanidad, que le abrió paso a la democracia y a la libertad, pero nada hubiera sido posible sin la voluntad del pueblo salvadoreño.

El logro de la Paz: un esfuerzo de todos

ARENA había asumido en la campaña presidencial el compromiso de lograr la paz. Y se cumplió, porqueel Gobierno de El Salvador, con firme voluntad política, creó la Comisión de Diálogo y abrió los espacios para que todas las fuerzas vivas de la nación conocieran, se pronunciaran y participaran en el gran esfuerzo de país. 

La visión de país primóy la búsqueda de los Acuerdos de Paz dejó de ser el esfuerzo de un Partido, un Gobierno, un Presidente, un equipo de trabajo o de un personaje para convertirse en en el esfuerzo de “todos”.

Ese fue el mayor éxito del presidente Alfredo Cristiani: incorporar a todos los sectores del país en el esfuerzo por la “paz y la reconciliación”.

Los Acuerdos vienen a redundaron al país. Podemos decir que nació una segunda República con ellos, porque se implementaron reformas a la Constitución, las cuales la convirtieron en un verdadero “pacto social” como nunca antes en la historia lo habíamos tenido: una Constitución elaborada y aceptada por todas las fuerzas políticas y sociales del país.

Acuerdos de Paz: fundamentos del nuevo El Salvador

Los Acuerdos de Paz crearon los fundamentos del nuevo El Salvador, democrático, libre, distinto al del pasado. Respetuoso de los derechos humanos, listo para iniciar la reconstrucción del país, poner en marcha la nueva institucionalidad e iniciar la lucha para minimizar el enorme rezago social que se había incrementado con la guerra y la destrucción de la infraestructura.

El gran desafío del Gobierno que tuve el privilegio de presidir después enfrentaba un gran compromiso, que lo sentía como propio: cumplir con los Acuerdos de Paz y promover los cambios institucionales, políticos y de ordenamiento legal que en ellos estaban plasmados. Siempre creí que tenía las pruebas más grandes de mi carrera política: Por un lado, demostrar una vez más que ARENA era un partido de confianza, que cumplía su palabra; y por otro, dejar claramente establecido mi compromiso con la paz y el desarrollo democrático del país, sin olvidar que siendo Presidente lo era de todos los salvadoreños sin excepción, por lo que debía escucharlos y considerarlos a todos, fuera cual fuera su forma de pensar.

Los principales temas, además del establecimiento del cese al fuego y concentración de la guerrilla y acuartelamiento de las tropas de la Fuerza Armada, fueron los siguientes:

a)Papel de la Fuerza Armada.

En este tema se destacan:

  • Desvinculación de las funciones de seguridad pública.
  • Estructuración y puesta en marcha de sus nuevos principios doctrinarios, en consistencia con su nuevo papel de garante de la soberanía nacional.
  • Reducción de su fuerza a un nivel acorde con una situación de paz.
  • Disolución de los batallones de reacción inmediata, de la Guardia Nacional, Policía Nacional y Policía de Hacienda.
  • Traslado de los Órganos de Inteligencia del Estado a la Presidencia de la República.

 

b)Creación y fortalecimiento de instituciones democráticas.

En este campo tienen especial significado la creación de la

  • Academia Nacional de Seguridad Pública.
  • Policía Nacional Civil, subordinada a las autoridades civiles.
  • Consejo Nacional de la Judicatura, independiente de los Órganos del Estado y de los partidos políticos.
  • Escuela de Capacitación Judicial. 
  • Procuraduría Nacional para la Defensa de los Derechos Humanos.
  • Fondo de Protección de Lisiados.

Así como importantes reformas, entre las que destacan la del:

  • Sistema Electoral, incluyendo la creación del Tribunal Supremo Electoral.
  • Reformas y fortalecimiento al Poder Judicial.

 

c)Temas Económicos y Sociales.

Dentro de  temas tienen especial relevancia:

  • Atención del problema agrario, principalmente relacionado con el acceso, adquisición y legalización de la tenencia de la  tierra, además del acceso al crédito y la asistencia técnica para micro y pequeños productores, así como la definición de los beneficiarios.
  • Medidas de alivio al costo social del ajuste estructural, con el fortalecimiento de los programas compensatorios del Gobierno.
  • Creación de la Procuraduría General de Defensa del Consumidor.
  • Creación del Foro de Concertación Económica y Social, con participación gubernamental, empresarial y de los trabajadores.
  • Puesta en marcha, después de amplia consulta nacional, incluida la ex guerrilla, del Plan de Reconstrucción Nacional que facilitó la reinserción de los desmovilizados a la vida civil, especialmente de los residentes en las áreas más afectadas por el conflicto armado.

 

d)Fin de la estructura militar del FMLN e incorporación de sus integrantes dentro de un plano de plena legalidad a la vida civil, política e institucional del país.

En este campo sobresalen los siguientes aspectos:

  • Aplicación de mecanismos para la concentración, identificación y desarme de los ex guerrilleros.
  • Medidas legislativas necesarias para garantizar a los miembros de la ex guerrilla su incorporación a la vida civil, política e institucional del país, dentro de un marco de plena legalidad.
  • Libertad para los detenidos por motivos políticos y garantías y seguridad para el retorno de exiliados, lisiados y otras personas.
  • Legalización del FMLN como partido político.

La transformación de El Salvador era una realidad. Habíamos puesto fin al conflicto armado, la democracia se fortalecía con la participación de partidos de todas las ideologías, podíamos disfrutar de una irrestricta libertad de movilización, de expresión y absoluto respeto a los derechos humanos, como nunca lo habíamos tenido en toda la historia de nuestro país.  

Con profunda satisfacción puedo decir que trabajamos por esos grandes ideales a lo largo de estos 20 años, pero más tarde surgieron otros graves problemas como la violencia delincuencial y diversos desastres naturales, que dejan en evidencia que somos un país muy vulnerable a sequías, huracanes, terremotos, erupciones volcánicas y deslizamientos de tierras, entre otros. A todos les hemos hecho frente con éxito, salimos airosos de momentos verdaderamente difíciles y, a pesar de ello, redujimos significativamente los altos niveles de pobreza que nos dejó la guerra.

Los altos costos de los Acuerdos: $2,457 millones (30.4% del PIB)

Muchos ya han olvidado los altos costos de los Acuerdos de Paz, que demandaron un enorme esfuerzo para el país. Altos costos asociados con la ejecución de los Acuerdos así como por la reconstrucción, rehabilitación y reposición de la infraestructura y servicios básicos destruidos durante el conflicto, los que demandaron programas especiales de servicios de agua, energía eléctrica, salud y educación, así como de construcción y reconstrucción de puentes y carreteras.

El costo de los Acuerdos de Paz fue de $2,457 millones (30.4% del PIB), el doble del Presupuesto de la Nación de 1994. Era una tarea formidable, donde no había lugar para lamentos ni excusas, sólo poner lo mejor de nosotros y mostrar voluntad para cumplir. Así fue, porque de esa cantidad, el 69.8%, $1,714 millones (21.2% del PIB) los pagamos todos los salvadoreños con recursos provenientes de nuestros impuestos y préstamos; y $743 millones, 30.2%, los aportaron países amigos y organismos internacionales. La parte medular de esta gran inversión la hicimos en los primeros dos años y medio de gobierno, obligándonos a destinar valiosos recursos para cumplir cabalmente los Acuerdos. 

Con satisfacción podemos decir que si la Firma de la Paz nos convirtió en un ejemplo en el mundo, el cumplimiento de los Acuerdos de Paz, nos colocó en la historia como un país único, por lo que en múltiples ocasiones, la comunidad internacional, nos pone como ejemplo a seguir.

Los salvadoreños estamos profundamente agradecidos con los países amigos del proceso de paz y de la comunidad internacional que coadyuvó decididamente en aspectos político, moral, económico y de cooperación técnica durante las negociaciones y en el proceso de cumplimiento de los Acuerdos y que si no lo hizo con mayor énfasis es porque en el mundo surgen nuevas prioridades que demandan también de la cooperación de los países amigos.

Nuevos problemas: la necesidad de un Acuerdo para el Progreso”

En la medida en que los países progresan y superan sus problemas surgen otros nuevos.  Así es como, hoy, los principales retos que enfrentamos son parar la locura de la violencia delincuencial, fortalecer nuestra institucionalidad democrática, enfrentar el problema económico para generar empleo y dignidad a todos los trabajadores, contener la marcada inflación y volver a reducir la pobreza.

Los Acuerdos de Paz nos dejaron una gran experiencia a todos los salvadoreños: cuando unimos voluntades y ponemos lo mejor de nosotros, pensando primero en El Salvador, es posible encontrar la mejor solución posible a nuestros problemas. Pero recordemos que mientras hubo desconfianza entre las partes en negociación poco se avanzó; y cuando se ganó confianza, cuando creímos en nosotros mismos, logramos la ansiada paz.

Bien sabemos que para detener la delincuencia debemos crear confianza y unirnos todos, ya que la única forma de erradicar este mal social que trae angustia, luto y dolor a la familia salvadoreña es enfrentarlo todos juntos.  

Y hablando de confianza, también ella es necesaria para atraer la inversión, fuente creadora de empleos y de riqueza nacional.  Sin inversión es difícil que la economía crezca con fuerza y sin ello los ingresos tributarios aumentan con debilidad, lo que resta recursos para financiar los programas sociales.  Y pocos recursos y baja calidad de los servicios públicos frenan el progreso social, el país no crea condiciones para alcanzar la prosperidad y eso frustra a la sociedad.

Al celebrar estos 20 años de Paz debemos hacer un alto y reflexionar ante los graves problemas que nos afectan.  Creo que es el momento de pensar en un nuevo “Acuerdo para el Progreso”, para reencontrarnos como sociedad, con un objetivo de nación, porque no podemos permitir que nuestro país vuelva a retroceder y se aleje del camino de la superación. 

La Comisión Nacional de Desarrollo hizo grandes contribuciones para el progreso del país, su ejemplo se debe emular y tomar sus aportes para encontrar mas rápido ese camino que nos lleve a la búsqueda del Acuerdo para Progresar en Paz, Democracia y Libertad.

Soñemos y hagámoslo en grande, que una vez definido el país que anhelamos tener, sólo dependerá de nuestro compromiso, disciplina y de la responsabilidad y calidad en el trabajo que hagamos hoy, que es cuando pondremos los cimientos del futuro de nuestro querido El Salvador.