La homosexualidad electoral
Una bitácora de Élmer L. Menjívar
Publicado el 28 de Febrero de 2012
El autor expone un llamado a los candidatos y candidatas asediados por las amenazas de boicot electoral, reflexiona sobre la necesidad de un debate largo y documentado antes de levantar la mano.

Voy a pedirlo así: señores diputados, señoras diputadas, o quizá deba decir señores candidatos y señoras candidatas: déjense de homosexualidad electoral. 

Es un hecho: la señora de Cardenal y los señores obispos, pastores, pastoras, profetas y similares quieren chantajearlos, y amenazan nada menos que con emprender fanáticas campañas contra ustedes si no les dan sus votos para hacer lo que están pidiendo: legislar por lo que la Biblia indica y no por lo que la historia del derecho enseña. 

Acéptenlo, la homosexualidad del matrimonio no les interesa realmente, es decir, no lo estarían discutiendo si no los empujara el miedo a que sus caras se queden inmaculadas en las papeletas de votación. Resistan este embate de la nueva inquisición de la homofobia y el conservadurismo. Demuestren que tienen formación intelectual y juicio legal, y si no tienen ni lo uno ni lo otro, atrévanse, al menos, a aparentar por una buena causa: hay gente que vota también por la gente que parece inteligente.    

Alguna vez tendrán que discutir el tema, pero que sea en un debate social amplio y bien documentado, donde no haya ventajas, ni poderes fácticos, ni amenazas ilegales, ni invocaciones místicas. No les pido estar de acuerdo con mi opinión, les pido tener una opinión propia y formada bajo la luz de la razón. Pero no se les olvide que su opinión y la mía tienen una esencial diferencia: la de ustedes tiene poder, y el poder conlleva una gran responsabilidad y un mandato ciudadano.

También, aunque les cueste aceptarlo, tienen una responsabilidad cultural. Porque esto también se trata de la cultura, de diversidad cultural, la clave para conducirse en el mundo en el que tienen la responsabilidad de conducirnos institucionalmente. Y ese mundo avanza, no se conserva fijo en ideas que ignoran realidades. 

Por último, les propongo una idea para su reflexión: la religión debe ser una opción, no una obligación. Los valores éticos no son inherentes a la religiosidad, la ética se basa en una voluntad racional de respetar la vida, pero una vida con contenido, no un dogma sobre la vida que no admita razones. No se trata de decir un sí a la vida sin el aporte que sobre la vida ofrece la inteligencia del ser humano y la historia de las ideas.

Metan al clóset esta homosexualidad electoral y sáquenla cuando haya tiempo y altura para un debate en el que estén todos dispuestos a desarrollar ideas y no solamente citar versículos.