¿Y para quién trabajan?
Una bitácora de Jimena Aguilar
Publicado el 3 de Marzo de 2012
En época de elecciones la Asamblea Legislativa se convierte en monstruo que cambia de dirección y se enfoca exclusivamente en la campaña electoral. Todo gira en función de eso, incluso los empleados legislativos, esos a los que el Estado les paga el sueldo.

Estas son escenas que he visto y conversaciones que he tenido con empleados de Arena, FMLN, Gana y CN. Son cosas que se ven a diario en la Asamblea Legislativa y que cualquiera que quiera verlas las puede ver, solo hay que prestar atención, escuchar y observar para entender que la descripción de trabajo de un empleado legislativo incluye también trabajar para hacer campaña política.

Hace dos semanas, platicaba con una empleada de comunicaciones de una fracción. Estábamos paradas en un pasillo del Salón Azul. Era día de plenaria y eso significaba que a ella le tocaría quedarse hasta que terminara la sesión, sea eso a las 6 de la tarde, 10 de la noche, media noche o la madrugada. Para mi sorpresa el trabajo sin horario dentro de la Asamblea le resultaba un alivio en comparación con el trabajo que le toca hacer de jueves a domingo, cuando no hay actividad en la Asamblea y todos los diputados se vuelcan a la campaña.

-Te juro que descanso más cuando estoy en la Asamblea. Ahora me toca acompañar a un diputado con la campaña. ¡Ay! Y él va hasta a los funerales, fiestas patronales, ¡a todo! Todos los días es de terminar a las 11 de la noche.

Hace un par de meses, mientras esperaba afuera de las oficinas de un grupo parlamentario junto al escritorio de la recepción vi cómo un mujer, empleada de la Asamblea, salía de las oficinias del partido, y le entregaba un fajo de billetes a un joven que esperaba junto a mí en el pasillo.  Este joven traía dos bolsas llenas de camisas con los colores del partido. El dinero era el pago de la mercancía, que incluía las camisas para la campaña y una cantidad de pelotas que el joven entregaría en otro momento.

A veces los periodistas también servimos como paño de lágrimas de algunos empleados, que cansados sueltan la lengua para desahogar sus frustraciones por una carga de trabajo que solo aumenta en período de elecciones. La semana pasada una empleada de comunicaciones de un partido me contó su experiencia durante la campaña. De nuevo, la semana se divide en dos: de lunes a miércoles trabaja en la Asamblea y de jueves a domingo en la campaña del partido. Pero su trabajo lleva un bono que otros no tienen: durante los eventos de la campaña le toca hacer de maestra de ceremonia y cantar.

-Yo he dicho que solo tres canciones por día hago porque sino termino sin voz -comentaba la empleada de la Asamblea con una voz un tanto que al igual que los de todos los partidos tiene que tomar fotos, hacer vídeos y notas sobre los eventos de la campaña electoral.

Hace una semana, el martes de la semana pasada para ser exacta, subía por las escaleras de la Asamblea Legislativa. Al mismo tiempo, un ordenanza bajaba cargado de bulto de posters que en ambos extremos tenían alambres. Cuando pasó a la par mía me hice a un lado de la escalera para evitar que el señor me pasara rallando con los alambres. Cuando pasó el señor, iba decidida seguir mi camino por la escalera cuando otro ordenanaza venía cargado de un rollo igual de pesado que el anterior y con los mismos alambres. Nuevamente lo dejé pasar y seguí mi camino solo para encontrarme, ya en el siguiente piso, con un tercer ordenanza que venía con un tercer rollo de carteles, saliendo de la fracción de otro partido con afiches con los colores del partido, esos mismos afiches que luego he visto colgados en los postes de San Salvador. Para mi mala suerte no pude ver la foto del candidato que movían los tres ordenanzas.